lunes, 21 de febrero de 2011

La desdichada Kahlo


Si hubiese que describir esta imagen con una palabra, ésta sería "sufrimiento", que es el sentimiento que destila este autorretrato de Frida Kahlo.

Me veré obligada a volver a ella con relativa frecuencia, pues su intensa vida está repleta de grandes acontecimientos, la mayoría de ellos desgraciados. A pesar de morir con 47 años, esta pintora mexicana nos ha dejado un gran número de obras, que describen, porque tal era su intención, el estado de ánimo de la artista mientras nos narra la historia de su dramática vida.



Frida nació el 6 de julio de 1907 en Coyoacán, un pueblo, en aquel entonces, de la periferia de la Ciudad de México. De madre mexicana y padre judío, Kahlo siempre pensó que su verdadera vocación era la medicina, y por ello se matriculó en 1922 en la Escuela Nacional Preparatoria. Sin embargo, pronto (tres años después) decidió dedicarse profesionalmente a la pintura.


Frida Kahlo (izquierda) vestida con traje de chaqueta junto a su familia

Esta pintora es célebre por sus múltiples autorretratos, como el que hoy comentamos. Para comprender mejor el significado de la obra, habría que narrar la experiencia que la llevó a pintarse a sí misma de esta terrible manera: el accidente que sufrió el 17 de septiembre de 1925.

Accidente, 1926. Kahlo plasmó el trágico suceso sobre papel un año después.

Ese día, cuando finalizaron sus clases en la Escuela, una Frida de 18 años decide tomar el autobús de vuelta a casa junto con su amigo Alejandro Gómez Arias. Un choque mortal con un tranvía provoca la muerte de varios pasajeros del autobús, pero Frida sobrevivió. Sin embargo, no salió ilesa de aquel accidente, sino que allí tendida en el suelo se hallaba Kahlo atravesada por una barra de hierro.

Esto provocó que tuviese que pasar varios meses en cama, con el torso escayolado. Pero las consecuencias se dejarán ver a lo largo de su vida, pues ya siempre estuvo condenada a no tener hijos y supeditada al hecho de tener "La columna rota", título del cuadro.

La obra la pintó en 1944. En ella vemos a una Frida martirizada, con el cuerpo repleto de clavos y una sábana cubriendo parte de él. El pecho se abre para mostrarnos su columna. La pintora aprovecha la polisemia de la palabra para representar en su lugar una columna jónica, agrietada, reflejando así metafóricamente la rotura de sus vértebras y, en un sentido más amplio, su dolor general. El cuerpo parece sujetado solo por el corsé, que tuvo que soportar durante casi toda su vida. Por último, Frida nos deja claro su sufrimiento autorretratándose con lágrimas resbalando por el rostro.

Los colores del fondo son oscuros. El paisaje está desnudo, como la propia artista, y tiene un suelo árido y seco, propiamente mexicano. El paisaje mexicano es el fondo más común en los cuadros de Kahlo, y en éste no hace una excepción. Pero aquí representa el aspecto desértico del país, pues el tema de la obra así lo requiere; no ocurre lo mismo en otros autorretratos, donde la vegetación cubre el fondo del lienzo. Siempre dependerá, como ya hemos comentado, del estado de ánimo de la artista.

Los cuadros de Frida, si bien no poseen la perfecta pincelada de Dalí, reflejan un surrealismo drámatico que no deja indiferente a aquel que contempla su obra.

Para una descripción completa de la vida de esta pintora, os recomiendo la película Frida, bastante fiel a su vida, protagonizada por Salma Hayek. El colorido de la misma, la perfecta integración de las imágenes de los cuadros y la espectacular banda sonora hacen que esta película sea altamente recomendable, incluso para aquellos que no estén especialmente interesandos en la vida de Frida Kahlo.




viernes, 11 de febrero de 2011

Dalí, Lorca y Cenicitas


De la relación entre estos dos grandes artistas, surgieron dos obras: Oda a Salvador Dalí, por parte de Lorca, y Cenicitas, de Dalí, cuadro que podéis observar en la imagen de arriba.

Durante la excéntrica vida de Dalí (1904-1989) sucedieron varios acontecimientos dignos de ser mencionados, y uno de ellos es la relación del pintor con el poeta. Se conocieron en la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde llegó Dalí en 1921, el mismo año de la muerte de su madre, mujer "religiosamente adorada" por su hijo.

Cuando el pintor ternimó el bachillerato (con unas notas mediocres, pues su genialidad solo se reflejaba en la pintura, y no en el estudio), convenció a su padre para que le permitiera asistir a la Escuela de Bellas Artes de Madrid. Realizó el examen de ingreso, y fue admitido con la siguiente frase: "si bien el dibujo no cumple las dimensiones reglamentarias, es tan perfecto que el jurado lo aprueba". El aspecto que presentaba Dalí en la escuela y en la residencia nos lo describe el mismo pintor con la siguiente declaración: "Me horrorizaban los pantalones largos y decidí llevarlos cortos con calcetines y, a veces, polainas. Una capa impermeable que llegaba casi al suelo, me protegía en los días de lluvia [...]. Cada vez que entraba y salía de mi habitación, los curiosos se juntaban para verme pasar orgulloso con la cabeza bien alta". Los dos grandes compañeros de Dalí en la residencia eran Luis Buñuel y Federico García Lorca.



Tran dos años de vida tumultosa en compañía de ambos, Dalí fue expulsado de la escuela e incluso llegó a ser arrestado en Gerona. "Mi encarcelamiento supuso mi gloria...". Su ausencia en la residencia supuso que experimentara celos hacia Lorca, pues creía que ahora era el poeta el centro de atención en el grupo: "Sabía que Lorca brillaría como un diamante de fuego y, de repente, me escapé corriendo y desaparecí durante tres días".

Tras pasar un tiempo en Cadaqués, su pueblo natal, fue readmitido en la academia en 1925 para ser expulsado definitivamente al año siguiente. Fue en el trascurso de ese año, cuando pintó su famoso cuadro Figura asomada a la ventana.

La amistad con Lorca nunca dejó de aumentar, y lo que comenzó siendo una admiración por el arte del otro, terminó convirtiéndose en una pasión amorosa por parte del poeta. Dalí no se sentía cómodo con tal actitud, y por ello escribió: "Cuando Lorca intentaba poseerme, yo rehusaba con horror". Ambos pasaron las vacaciones de verano de 1927 en Cadaqués, durante las cuales Dalí pintó su cuadro Cenicitas, dedicado a su gran amigo. Allí tomaron la siguiente foto:


La relación entre ambos comienza a deteriorarse, hasta el punto en el que, en 1929, Dalí decide participar en la creación de un corto de Buñuel al que llamarían Un perro andaluz, título que el poeta granadino consideró una ofensa hacia su persona. (Si queréis ver la película, os dejo el enlace, ¡y no intentéis encontrarle el sentido!: http://www.youtube.com/watch?v=Qho0CDTMCa0&feature=fvw )


El cuadro de Cenicitas, bajo mi punto de vista, no es de los mejores de Dalí, sin embargo, el significado emocional que posee hace que sea digno de ser recordado junto a las más famosas obras de este excéntrico pintor catalán.

Si os ha interesado esta historia, os recomiendo la película Little Ashes (Cenicitas), basada en la relación entre estos dos artistas.

martes, 8 de febrero de 2011

Bienvenidos

Hola a todos,

Os presento mi blog, dedicado al mundo de la pintura. Mi intención es combinar anéctotas de la vida de los grandes pintores de la historia narradas a través de comentarios sobre sus obras, con algunas anotaciones personales. Efectivamente, la pintura es mi gran afición, y espero demostrarlo.

¿Nunca os ha interesado saber quién se esconde verdaderamente detrás de cada lienzo? ¿Qué sucesión de hechos ocurrieron para tal hermosa creación? ¿Qué sentimientos podía estar experimentando el autor? ¿Qué pretendía con esa obra? No solo se contemplan pinceladas cuando se observa un cuadro...

Sin seguir un orden cronológico, pretendo centrarme en los aspectos más interesantes de cada autor, especialmente de los contemporáneos, sí, "aquellos que pintan cuatro rayajos y se creen que son artistas"...

En fin, espero que disfrutéis tanto leyéndolo como yo escribiéndolo.